En 2017, Kelly Marie Tran hizo historia al convertirse en la primera mujer asiático-americana con un papel protagónico en Star Wars. Pero lo que debió ser un hito en su carrera se convirtió en una pesadilla: su personaje Rose Tico en The Last Jedi desató una ola de acoso racista y sexista en redes sociales y plataformas especializadas, que marcó profundamente a la actriz.
«Fui perseguida», recuerda Tran sobre los meses en que fue blanco de insultos, burlas y vandalismo digital. El odio llegó al punto de que tuvo que eliminar sus publicaciones de Instagram y refugiarse en silencio. Años después, su voz no solo ha resurgido, sino que se ha fortalecido.

El ensayo que cambió su narrativa
En 2018, Kelly Marie Tran publicó un ensayo en The New York Times titulado “No seré marginada por el acoso en línea”. En él, reconoció cómo el ataque mediático afectó su salud mental, llevándola a “una espiral de autodesprecio”. Sin embargo, también dejó claro que ese dolor sería el motor para recuperar su identidad.
De marginada a referente del cine diverso
Hoy, Tran está en una nueva etapa. En entrevista con Variety, reveló que en el último año participó en cuatro películas dirigidas por asiáticos, con historias centradas en la identidad asiática y queer. Entre ellas destaca The Wedding Banquet, una cinta que simboliza su renacimiento profesional.
«Recuerdo pensar: ‘¡Qué loco que aquello por lo que fui perseguida ahora sea el tema de mi arte!’», confesó Tran, emocionada de ver que su voz es ahora parte de narrativas que antes eran marginadas por la industria.
Un símbolo de resiliencia en Hollywood
La historia de Kelly Marie Tran ya no es solo una advertencia sobre el poder destructivo del fandom tóxico, sino una prueba del poder de la representación y la resistencia. Lejos de esconderse, ha convertido su experiencia en un impulso para abrir caminos a más voces asiático-americanas y queer en el cine.