Steven Spielberg siempre ha sido un maestro en esconder detalles curiosos en sus películas, y Jurassic Park: El Mundo Perdido (1997) no es la excepción. La secuela del fenómeno de 1993 no solo nos devolvió a los dinosaurios con más acción y caos en la gran pantalla, sino que además incluyó un simpático guiño que muchos pasaron por alto… hasta ahora.

En una de las escenas finales, cuando el gigantesco T-Rex desata el terror en San Diego, Spielberg escondió un detalle que parece sacado de la NBA. Si detienes la cinta en el minuto 1:48:43, justo cuando el dinosaurio pasa por una cancha de baloncesto, verás cómo mueve una de sus garras como si estuviera botando una pelota, imitando el gesto característico de un jugador de baloncesto.

El momento ocurre después de que el animal atraviesa los jardines de varias casas, devora al perro de una familia y se abre paso entre calles y muros residenciales. La secuencia es tan oscura y el T-Rex se desplaza de forma tan rápida que lo normal es no notarlo a simple vista. Sin embargo, quienes han puesto atención aseguran que parece un homenaje accidental (o tal vez no tanto) al mismísimo Michael Jordan, ídolo deportivo de los años 90.

Aunque Spielberg nunca ha confirmado si se trató de una broma del equipo de animación o un guiño intencional, este pequeño “momento Jordan” del T-Rex se suma a la larga lista de curiosidades que hacen de la saga de Jurassic Park un clásico lleno de detalles para volver a descubrir con cada visionado.