Un nuevo reporte de Forbes ha revelado cuánto dinero ganaron realmente las películas de Star Wars producidas bajo el mando de Disney, y los resultados muestran una galaxia menos brillante de lo que los números de taquilla sugerían. Aunque algunas entregas fueron éxitos multimillonarios, otras dejaron pérdidas considerables —incluida Han Solo: Una historia de Star Wars, que terminó siendo un duro golpe financiero para el estudio.
De Lucasfilm a Disney: una nueva era en la galaxia
En 2012, Disney adquirió Lucasfilm por 4 mil millones de dólares, una cifra que muchos consideraron arriesgada, aunque con potencial de largo plazo. El objetivo era claro: reactivar la franquicia con una nueva trilogía principal y películas derivadas que ampliaran el universo.
Así nacieron, en apenas cinco años, cinco producciones: El Despertar de la Fuerza (2015), Rogue One (2016), Los Últimos Jedi (2017), Han Solo (2018) y El Ascenso de Skywalker (2019). La estrategia buscaba replicar el ritmo de lanzamientos de Marvel Studios, pero la saturación llegó antes de lo previsto.
La primera entrega fue recibida como un evento global; las siguientes, con opiniones cada vez más divididas. Para 2019, el desgaste era evidente y el entusiasmo original se había transformado en fatiga entre buena parte del público.
Críticas divididas y una galaxia en conflicto
El Despertar de la Fuerza devolvió la emoción a los cines. Su mezcla de nostalgia y energía nueva impulsó una recaudación récord, aunque muchos señalaron su parecido estructural con Una Nueva Esperanza.
Después vino Rogue One, el primer gran spin-off, que demostró que era posible expandir el universo sin depender de los Skywalker. Fue elogiada por su tono bélico y su final arriesgado.
El equilibrio se rompió con Los Últimos Jedi, una cinta que redefinió la mitología Jedi y dividió a los fans como nunca antes. Han Solo, estrenada poco después, pagó el precio de ese desgaste: fue ignorada por el público y terminó siendo un fracaso rotundo. Finalmente, El Ascenso de Skywalker intentó reconciliar a todas las partes, pero su resultado complaciente dejó insatisfechos a casi todos.
Las verdaderas ganancias (y pérdidas) de Star Wars bajo Disney
Según Forbes, los márgenes reales de ganancia y pérdida —una vez descontados los costos de producción, marketing y distribución— revelan un panorama mixto:
- El Despertar de la Fuerza (2015):
Presupuesto: 638 millones de dólares
Ganancia neta: 500 millones
Fue un éxito monumental y recuperó buena parte de la inversión original que Disney hizo al comprar Lucasfilm. - Rogue One (2016):
Presupuesto: 327 millones
Ganancia neta: 258 millones
Proporcionalmente, fue la película más rentable del nuevo ciclo. - Los Últimos Jedi (2017):
Presupuesto: 414 millones
Ganancia neta: 324 millones
Menor rendimiento que sus predecesoras, pero aún un éxito sólido. - El Ascenso de Skywalker (2019):
Presupuesto: 450 millones
Ganancia neta: 48 millones
Un cierre decepcionante para la trilogía, con beneficios mínimos para los estándares de Disney. - Han Solo (2018):
Presupuesto: 400 millones
Pérdida estimada: más de 100 millones
Fue el primer y único gran fracaso financiero de Star Wars bajo Disney, lo que llevó a suspender los planes de producir un spin-off cada dos años.
Una lección de equilibrio galáctico
El análisis confirma que, aunque Star Wars sigue siendo una marca poderosa, ya no garantiza éxito automático. Los espectadores responden con entusiasmo a propuestas frescas, pero castigan con dureza la repetición o la falta de riesgo.
Disney parece haber aprendido la lección. La nueva etapa de la franquicia se centrará en proyectos más contenidos y con identidad propia, como The Mandalorian & Grogu, programada para 2026, y películas independientes de directores como Shawn Levy y Dave Filoni.
Más allá de las cifras, el verdadero desafío para Lucasfilm será recuperar el asombro que definió su legado. Porque la fuerza de Star Wars no reside únicamente en los millones de dólares recaudados, sino en su capacidad para volver a hacer que el público mire al cielo con los ojos llenos de maravilla.