El uso de imágenes del icónico videojuego ‘Halo’ por parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos provocó una ola de indignación entre jugadores, desarrolladores y defensores de derechos humanos. La polémica comenzó cuando el organismo publicó en sus redes sociales una imagen del juego acompañada del mensaje “Destroy the Flood” (“Destruye a los Flood”), junto con un enlace directo al sitio de reclutamiento del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El mensaje fue interpretado como una metáfora deshumanizante hacia los inmigrantes, al comparar implícitamente a los Flood —una especie alienígena que devora civilizaciones enteras en el universo de Halo— con personas migrantes.
La publicación que desató la controversia
El 27 de octubre de 2025, la cuenta oficial del DHS en X (antes Twitter) compartió una imagen de Halo: Combat Evolved donde el protagonista, Master Chief, aparece conduciendo un Warthog. Sobre la imagen, se leía la frase “Destroy the Flood”, acompañada de un enlace a ICE.gov/recruitment.
Minutos después, la Casa Blanca amplificó la polémica al publicar una imagen generada por inteligencia artificial en la que Donald Trump aparecía caracterizado como Master Chief, saludando la bandera estadounidense bajo el lema “Power to the players”. El gesto, aparentemente humorístico, fue percibido como una trivialización de la crisis migratoria y una apropiación política del lenguaje gamer.
Medios estadounidenses calificaron la publicación del DHS como “peligrosa”, al considerar que transforma la estética de un videojuego en propaganda institucional de deportación dirigida a jóvenes.
“Me enferma ver a ‘Halo’ usado de esta manera”
Las críticas más contundentes vinieron de los propios creadores de la franquicia.
Marcus Lehto, cocreador de Halo, declaró a Game File:
“Realmente me enferma ver a Halo cooptado de esta manera. Es absolutamente aborrecible.”
Por su parte, Jaime Griesemer, diseñador senior original en Bungie, se sumó al rechazo:
“Utilizar la iconografía de Halo para incitar a la ‘destrucción’ de personas por su estatus migratorio es excesivo y debería ofender a todos los fans del juego, sin importar su orientación política. Los Flood son parásitos espaciales, no representan a ningún grupo humano.”
Ambos coincidieron en que el problema no es solo una cuestión de derechos de autor, sino una distorsión ideológica del significado cultural de Halo, convertido en una herramienta de propaganda contraria a los valores que la saga siempre promovió.
Silencio de Microsoft y respuesta de la comunidad gamer
Hasta ahora, Microsoft, actual propietaria de la franquicia, no ha emitido comentarios oficiales sobre el incidente. Sin embargo, la comunidad de jugadores reaccionó de inmediato. En Reddit, los moderadores del subreddit de Halo decidieron permitir el debate —rompiendo su regla de no discutir temas políticos—, mientras que en el servidor oficial de Discord, las conversaciones relacionadas fueron eliminadas.
Numerosos usuarios compararon el caso con el uso indebido del logo de The Punisher por parte de fuerzas policiales en Estados Unidos, señalando un patrón en el que símbolos de la cultura pop son reinterpretados como emblemas de poder y violencia institucional.
Cultura pop y propaganda
El contexto político agrava la controversia. Bajo el actual gobierno de Donald Trump, ICE ha incrementado las detenciones: según TRAC Immigration, hasta septiembre de 2025 más de 59,000 personas permanecían en centros de detención, y el 71 % carecía de antecedentes criminales.
El uso de Halo como material promocional fue interpretado como un intento de militarización cultural, empleando el lenguaje visual de los videojuegos para legitimar políticas de control migratorio.
Paradójicamente, la entrega más reciente, Halo Infinite, ha promovido valores opuestos, como la inclusión, la cooperación y la diversidad, mediante campañas y eventos con comunidades marginadas. Esa disonancia ha acentuado el rechazo de fans y desarrolladores ante la apropiación política del título.
El debate: ¿a quién pertenece la cultura pop?
Mientras la polémica sigue creciendo, la pregunta que deja este episodio trasciende al videojuego:
¿qué ocurre cuando un ícono cultural se convierte en vehículo de propaganda estatal?
Para muchos, el caso de Halo representa una advertencia sobre cómo el poder político puede reapropiarse de símbolos populares para normalizar discursos excluyentes. Lo que antes fue una epopeya sobre heroísmo y resistencia humana frente al caos, hoy se ve reflejado —de manera inquietante— en los límites difusos entre entretenimiento, ideología y manipulación mediática.