En Jurassic Park abundan los detalles técnicos, los avances digitales y la tensión narrativa, pero entre sus capas más profundas se esconde un gesto cinematográfico que desde hace años había pasado inadvertido para la mayoría de los espectadores. Según Espinof, en el minuto 43 con 52 segundos de la versión de alquiler puede observarse un guiño directo a Tiburón, la película que convirtió a Steven Spielberg en una de las figuras más decisivas del cine moderno. Es una referencia mínima, pero cargada de significado, que conecta a dos de los títulos más emblemáticos de su filmografía.
La escena que esconde el homenaje
El momento ocurre dentro del centro de control del parque, cuando John Hammond, interpretado por Richard Attenborough, discute con Dennis Nedry, el saboteador encarnado por Wayne Knight. Hammond exige explicaciones sobre el fallido sistema de vigilancia, mientras Nedry finge trabajar frente a varios monitores. En uno aparece una partida de ajedrez, pero es en otro donde se encuentra el guiño: Nedry está viendo Tiburón, la cinta estrenada en 1975 que definió el concepto moderno de “blockbuster”.
Este fragmento sucede poco después de que Alan Grant y Ellie Sattler inician su recorrido en los vehículos automáticos del parque, justo cuando la historia comienza a acelerar. La inclusión de la escena de Tiburón no altera la trama, pero sí funciona como una pieza de autorreconocimiento: Spielberg dialoga con su propio legado y marca un puente entre dos obras que redefinieron géneros distintos —el cine de monstruos y el thriller marino— bajo su mirada.
No es la primera vez que el director se permite este tipo de gestos. Espinof recuerda que, en Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, Spielberg introdujo referencias a Star Wars, una franquicia creada por su amigo y colaborador George Lucas. En Jurassic Park, sin embargo, el guiño tiene un peso emocional distinto: rinde homenaje a la película que catapultó su carrera y que, casi cincuenta años después, sigue siendo un referente insuperable del cine de suspenso.
“Tiburón”, una obra nacida del caos
Estrenada en 1975, Tiburón transformó para siempre la industria cinematográfica. Fue el primer gran éxito veraniego y cambió la estrategia de distribución en Hollywood, estableciendo la fórmula del “evento cinematográfico” nacional. Curiosamente, el impacto del filme nació de la adversidad: el tiburón mecánico fallaba constantemente durante el rodaje, lo que obligó a Spielberg a filmar a la criatura desde el fuera de campo, creando una tensión inédita para la época.
El rodaje, previsto originalmente para durar 55 días, se extendió a más de 150 debido a problemas climáticos y a la complejidad de filmar en alta mar. Esto incrementó el presupuesto de 3,5 millones de dólares a más de 7 millones, al mismo tiempo que sometió al joven Spielberg —entonces de apenas 27 años— a una presión descomunal. Pese al caos, el resultado fue histórico: el filme ganó tres premios Oscar y cambió para siempre la forma de hacer cine comercial.
Un detalle para quienes miran con atención
Que este homenaje aparezca escondido en Jurassic Park no sorprende a quienes conocen el estilo del director. Spielberg siempre ha demostrado gusto por los guiños internos, los comentarios visuales y los pequeños premios para espectadores atentos. En este caso, además, el gesto funciona como una reafirmación de su identidad creativa: un recordatorio de que, detrás de los dinosaurios generados por computadora y de la narrativa futurista, permanece el mismo cineasta que enseñó a una generación entera a temer el mar.
La conexión entre Jurassic Park y Tiburón es mínima en duración, pero enorme en significado. Es un homenaje silencioso, un lazo espiritual entre dos hitos que definieron épocas diferentes bajo una misma visión artística: la de Steven Spielberg.