Cuando Jurassic Park llegó a los cines en 1993, cambió para siempre la relación del público con los dinosaurios y con el cine de espectáculo. Sin embargo, la película que conocemos —familiar, emocionante y accesible para niños— estuvo a punto de ser muy diferente. Durante años se ha sabido que James Cameron, director de Terminator, Aliens y Avatar, estuvo interesado en adaptar la novela de Michael Crichton. Hoy sabemos que no solo lo intentó, sino que estuvo muy cerca de conseguirlo.

Según ha contado el propio Cameron, su propuesta habría sido radicalmente distinta a la que terminó dirigiendo Steven Spielberg. Y, en retrospectiva, reconoce que perder la oportunidad fue lo mejor que pudo pasar para la franquicia.

La carrera por los derechos de Parque Jurásico

A principios de los años noventa, Hollywood se lanzó en una competencia feroz por adquirir los derechos de la novela de Crichton. El concepto era demasiado potente para dejarlo pasar: dinosaurios traídos de vuelta a la vida mediante ingeniería genética, un parque temático en ruinas y una crítica subyacente a la ambición corporativa.

Entre los directores que pujaron por el proyecto estaba James Cameron, quien por entonces ya había revolucionado el cine de género con Aliens y Terminator 2. Pero llegó tarde. Spielberg y Universal se adelantaron y aseguraron la adaptación que eventualmente se convertiría en un fenómeno mundial.

La decepción inicial de Cameron no duró demasiado, especialmente después de ver el resultado final.

La versión que Cameron habría hecho: más violenta, más oscura… y menos apta para niños

En declaraciones retomadas por HuffPost, Cameron ha sido completamente transparente sobre su visión:

“Cuando la vi, me di cuenta de que yo no era la persona adecuada para llevarla a cabo, lo era él. Porque hizo una película de dinosaurios para ver con niños, y la mía habría sido Aliens con dinosaurios. Y eso no habría sido justo. Los dinosaurios son para niños de ocho años.”

El director admite que su versión habría sido mucho más cruel y visceral. Una aproximación más cercana al horror y a la acción militarizada que él domina, pero que habría alejado a un enorme sector del público.

Cameron incluso señala que Spielberg acertó no solo en el tono, sino en el impacto cultural que lograron:

“Yo habría ido más lejos, sería más desagradable, mucho más desagradable.”

Y es difícil discutirlo: Jurassic Park es un hito precisamente porque equilibró tensión, aventura y maravilla, convirtiéndose en un clásico familiar, accesible y formativo para millones de espectadores.

Jurassic Park debía ser para niños, y Cameron lo sabe

La visión de Spielberg permitió que Jurassic Park se convirtiera en un fenómeno intergeneracional. No solo rompió récords de taquilla, sino que desató un renovado interés por la paleontología, la ciencia y los dinosaurios en general. En los años posteriores al estreno, aumentaron las ventas de juguetes, libros de divulgación y visitas a museos de historia natural.

Probablemente una versión más violenta —cargada de gore y tensión adulta— habría impresionado a muchos espectadores, pero no habría transformado la cultura popular de la misma manera.

La magia de Jurassic Park está en que un niño de ocho años puede fascinarse y asustarse sin sentirse excluido. Ese equilibrio lo define.

¿Necesita Jurassic Park un Cameron ahora?

Tres décadas después, y tras múltiples secuelas, la conversación se reabre:
¿Sería el momento adecuado para una versión más madura, más oscura y dirigida a los adultos que crecieron con el clásico?

Es una pregunta legítima. Cameron mismo ha insinuado que su película habría sido casi una reinterpretación del universo, no una aventura familiar.

Por ahora, lo cierto es que el futuro de la franquicia ya avanza: Universal trabaja en una nueva Jurassic World. Pero la idea de un acercamiento más adulto —quizá no por Cameron, pero sí inspirado en esa crudeza que él imaginó— sigue flotando como una posibilidad atractiva para quienes desean ver a los dinosaurios desde una perspectiva más intensa.