Tras el cierre de su primera temporada, IT: Welcome to Derry no solo dejó nuevas claves sobre el pasado de Pennywise, sino que también abrió la puerta a conocer las influencias creativas detrás de su tono extremo. En una entrevista reciente, el co-showrunner Brad Caleb Kane reveló que una experiencia muy concreta de su infancia fue decisiva para definir la intensidad emocional de la serie: ver Friday the 13th Part III en una sala de cine repleta durante la era dorada del slasher.
Kane recordó haber crecido en los años ochenta, cuando el terror dominaba la cartelera semana tras semana. Aquella película fue la primera del género que vio en cines y, además, en formato 3D. Sin embargo, más allá de los sustos, lo que lo marcó profundamente fue la reacción colectiva del público. La famosa escena en la que Jason aplasta la cabeza de una víctima y el ojo sale disparado hacia la audiencia provocó una explosión de gritos y risas nerviosas en la sala. Para Kane, ese momento fue revelador: entendió el poder de ver a cientos de personas reaccionar al mismo tiempo, conectadas por el miedo.
Esa sensación, explicó, se convirtió en un objetivo creativo directo para Welcome to Derry. La serie no buscaba únicamente generar sobresaltos, sino provocar una respuesta visceral y compartida, una experiencia emocional intensa que atrapara al espectador desde el primer episodio y no le ofreciera una zona de confort.
Riesgo narrativo y una montaña rusa emocional
Según Kane, la serie fue concebida como una experiencia sin red de seguridad, una auténtica montaña rusa emocional. El público debía encariñarse con los personajes, sufrir con ellos y sentirse vulnerable ante la posibilidad constante de perderlos. Esa filosofía se tradujo en una de las decisiones más impactantes del inicio de la temporada.
El piloto original, desarrollado por Andy Muschietti, Barbara Muschietti y Jason Fuchs, presentaba a un grupo de jóvenes que sobrevivían, evocando una nueva versión del Club de los Perdedores. Kane propuso un giro radical: eliminar a la mayoría de ellos para dejar claro, desde el principio, que nadie estaba a salvo. La idea fue adoptada de inmediato, marcando el tono despiadado que definiría la serie.
Este enfoque extremo también se reflejó en el desenlace de la temporada, con el sacrificio de Richie y su enfrentamiento final con Pennywise. Kane aseguró que no hubo dudas narrativas: el personaje, tal como fue construido, debía actuar así. Incluso el gesto final de desafío al ente surgió como una forma de conectar con el espíritu del Richie Tozier visto en las películas de It.
El legado del slasher y el futuro del horror
Para Kane, el vínculo entre Welcome to Derry y Viernes 13 es más profundo de lo que parece. Ambos parten de la misma ambición: generar una reacción colectiva, casi física, en el espectador. No es casualidad que, en paralelo, el productor esté desarrollando Crystal Lake, una precuela de Viernes 13 centrada en Pamela Voorhees.
Mientras el equipo creativo planea al menos dos temporadas adicionales de IT: Welcome to Derry, Kane deja claro que el motor detrás de la serie sigue siendo el mismo que lo impactó de niño: el recuerdo de una sala llena reaccionando al unísono ante el horror. Esa emoción, cuatro décadas después, sigue viva en Derry.